La Maga


En realidad, todavía sigo buscando a la Maga. La Maga, de translúcida piel y greñas maravillosas, con la que me topaba siempre en algún puente de París. La Maga, de pie delante de una vitrina, embelesada viendo yo que sé qué. La Maga rondando por las calles luminosas de los atardeceres y de las noches parisinas, riéndose de la nada, ensimismada en lo más insignificante de lo insignificante - en la puta babia -, o hundiendo un paraguas viejo y roñoso en las costillas de los viajeros más repelentes de cualquier metro o cualquier autobús que uno toma a cualquier hora en cualquier parte de esta bendita ciudad. La Maga, cuidando al bebé Rocamadour, en una chambre minúscula y abuhardillada en una aún más minúscula y oscura ruelle parisienne, très chic a pesar de todo.

Pero no estoy seguro de que la Maga sea la misma de siempre, y - cuenta el grandullón de Julio, que la rastreó por París y por todo el Cono Sur - ahora se habrá perdido en una calle de Montevideo. O de Buenos Aires. Y andará haciendo quién sabe qué, dando brincos del infierno al cielo o del cielo al infierno sobre la rayuela, o mirando a un mono disecado en otra vitrina. Aunque, en realidad, no sé si esa Maga siga siendo la misma que soñé mañana. La Maga en París, o donde bien le parezca.

Quién sabe dónde estará la Maga.

2 comentarios:

Zama dijo...

Posiblemente pueda estar escuchando un jazz eterno en una sucia taberna de una gran ciudad, con el cabello despeinado y la mirada completamente abstraída,pensando en Rocamadour, escribiéndole una carta más entre el humo.
Lo que sí es es seguro es que debe continuar inocentemente buscando algo,que no sabe muy bien lo que es, como tantas personas.

Lasinverso dijo...

La Maga puede estar en cualqier parte, el mundo es un lugar demasiado pequeño para un ser tan grande.Yo me la encuentro en la mirada ausente de una inmigrante morena que le gana la batalla al cansancio mientras regresa en el metro a última hora. La encuentro danzando los sones del hombre cano que toca la flauta en las terrazas de la Latina. La encuentro asomada a los cerros, más cerca de un mundo que solo ella ve, que del palpable mundo que nos rodea.
Hermoso post compañero. un beso enorme para ti y para Julionuestro siempre.